• Las investigaciones relativas a la Resiliencia ante la adversidad (Rutter, 1999) confirman que los niños, adolescentes y familias que atraviesan situaciones dolorosas agudas o crónicas, que cuentan con relaciones cariñosas, seguras y sanas, con supervisión y vigilancia, con disciplina oportuna, con transmisión de valores, con interés, atención y protección de su individualidad, y con apoyo emocional, cognitivo, social y económico, aumentan su capacidad para sobrellevar situaciones adversas.
  • Los estudios de Walsh (2006) muestran que cuando los padres apoyan a sus hijos y los alientan a ser independientes, y cuando esperan que acaten las reglas de disciplina y son consecuentes y justos al aplicarlas, los hijos sobrellevan la adversidad de mejor manera. Esa manera de educar a los hijos se suele denominar “educar con autoridad” (Stephenson y Helme, 2006).
  • Otros factores que contribuyen a la Resiliencia ante la adversidad son un entorno familiar organizado, el amparo de la familia, los valores que honran, su cohesión y flexibilidad, su capacidad para afrontar y resolver problemas y la comunicación clara y abierta (Olson y Gorall, 2003).
  • ¿Cuáles son los elementos de sobrevivencia ante situaciones dolorosas como factores de protección?

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