En ocasiones los grupos de ayuda mutua son percibidos como espacios en donde las personas únicamente se desahogan de sus problemas, como una especie de catarsis, cuando en realidad los mismos tienen un programa con base espiritual a seguir.

Aquellos en donde los miembros sólo “hablan por hablar”, sin trabajar el autoconocimiento y servicio, tienen menor oportunidad de crecimiento. Cada uno de ellos elige su forma de llevar sus reuniones, sin embargo es importante que se apoyen de la literatura aprobada y de la experiencia de otros miembros a fin de que sus juntas no sea un espacio únicamente de puro desahogo.