Los vapores de los inhalables frecuentemente contienen más de una sustancia química. Algunas abandonan el cuerpo rápidamente, pero otras son absorbidas por los tejidos grasos en el cerebro y en el sistema nervioso, donde pueden permanecer por mucho tiempo.

Uno de estos tejidos grasos es la mielina, una capa protectora que rodea muchas de las neuronas del cerebro, y que permite transmitir los mensajes entre ellas.

Las sustancias químicas en los inhalables pueden degradar la mielina e impedir que las neuronas funcionen correctamente, afectando la memoria y el aprendizaje.