¡Estaba mejor cuando tomaba!, ¿Por qué si ya no toma sigue igual?, Pensé que las cosas serían diferentes.

Estos son algunos de los comentarios que los familiares de personas con adicción pueden tener cuando ésta deja de consumir o de beber alcohol, pero sigue con las mismas actitudes que cuando bebía.

Creer que el abuso de una sustancia es sólo el problema puede ser un error, ya que implica parte del mismo pero no en su totalidad. El consumo de una persona está dado por múltiples factores, interrumpirlo comprende tan sólo el primer paso en la recuperación; el trabajo emocional es el camino continuo a seguir para evitar una “borrachera” seca únicamente basada en la abstinencia, y no en la sobriedad.

Para los grupos de ayuda mutua la abstinencia no es lo mismo que la sobriedad, la abstinencia se reduce a dejar de beber o consumir, pero sin incluir un cambio emocional y de actitudes. Sobriedad significa aprender a vivir en abstinencia mediante un continuo crecimiento emocional que permita alcanzar la madurez.

¿Cómo es una “borrachera” seca?

 

La “borrachera” seca se caracteriza por impedir la plenitud de la persona, provoca que persistan sus problemas familiares, laborales y sociales, y que continúen la insatisfacción e infelicidad. Asimismo, constituye una de las principales causas de recaídas de los alcohólicos. Entre sus principales señales se encuentran:

 

  • Inmadurez emocional: dificultad para crecer emocionalmente siendo dependiente de los demás y sin asumir responsabilidad sobre sí mismo
  • Irritabilidad y descontento: continua insatisfacción con actitudes de pesimismo, desmotivación y baja energía
  • Permanente sentimiento de culpabilidad y baja autoestima: tener pensamientos constantes de minusvalía y sensación de insuficiencia
  • Miedos permanentes: actitud de temor ante los retos de la vida con angustia y tensión continuas
  • Negación: niega su realidad no alcohólica, a pesar de reconocer su enfermedad con persistencia de los mecanismos de defensa de racionalización, minimización y proyección.
  • Sustitución del alcohol por otras sustancias o conductas adictivas: como el juego compulsivo, el sexo compulsivo o la adicción al trabajo
  • Poca espiritualidad: dificultad para confiar en un Poder Superior que alimenta su fe y sentido de vida

La recuperación integral de las adicciones, como el alcoholismo, implica un proceso largo y continuo. Que aunque difícil no es imposible, muchas personas hoy viven en sobriedad, practicando actitudes como la libertad, responsabilidad, honestidad y humildad. Esto al estar dispuestos a dejarse guiar por una hermandad como lo es Alcohólicos Anónimos, además de un trabajo especializado e integral. Recuerda que hay esperanza, y que las adicciones sí tienen solución.