Mamás que hacen tareas escolares, tareas del hogar, que tratan de mantener contentos a todos, a su esposo e hijos, pero también a sus hermanos, padres e incluso familia política.

Mamás que de forma general les resuelven todo el tiempo los problemas a los demás, pero que en realidad su “poder” es una actitud de codependencia, que sólo la desgasta física y emocionalmente. Puede ser admirada por los demás pero no es saludable ni para ella, ni para quienes dependen de ella, ya que no les permite asumir la responsabilidad sobre ellos mismos.

Así que no te engañes, no toda mamá “superpoderosa”, realmente lo es.