Desde hace mucho tiempo, los profesionales de la salud han luchado para descifrar cuál es la mejor forma de tratar a los pacientes que sufren de dolor crónico.

Su dilema se debe a los riesgos potenciales involucrados con el tratamiento de opioides, tales como el desarrollo de tolerancia (http://bit.ly/1r51hTC) a los fármacos, la necesidad de que se tenga que aumentar la dosis, la hiperalgesia, aumento de la sensibilidad al dolor y la adicción. Por ello es fundamental, darles seguimiento a los pacientes para detectar si hay señales de abuso y realizar una intervención oportuna.