El consumo de analgésicos con receta médica o sin ella, tienen la función de aminorar el dolor por un tiempo. Sin embargo, para las personas que abusan de ellos, existe la falsa idea de que éstos “curan” el dolor.

El riesgo está en que una persona que continuamente intenta aliviar el dolor, podría llegar a tomar dosis cada vez mayores, sólo para descubrir que no puede realizar sus actividades diarias sin su consumo, es entonces cuando existe ya una dependencia que tiene que ser atendida.

Es necesario erradicar el origen del dolor, ya sea emocional o físico para evitar “parcharlo” con el abuso de drogas, como lo son los analgésicos.
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