Vivir con una actitud de desapego es no aferrarse a aquello que no podemos controlar, como una persona, una sustancia y muchas de las circunstancias del día a día.

El desapego no implica no amar o preocuparse por alguien, es reconocer que nadie nos pertenece, actitud contraria que se vive en la codependencia.

También el desapego nos enseña a perder, a saber que no siempre ganamos, aumentando nuestra tolerancia a la frustración. El desapego dentro de la Oración de la Serenidad, implica aceptar las cosas que no podemos cambiar, para tener el valor de cambiar sólo a nosotros mismos.