Muchos de los hijos de las mamás que empiezan un proceso de recuperación ya sea de una adicción, o por convivir con alguien que la padece, viven los efectos de sus cambios.

Pueden por ejemplo empezar a tener más respeto hacia ella, cuando establece límites, y cumple lo que promete. Cuando deja de solucionar todos los problemas de los demás y se concentra en su bienestar, cuando tal vez deja de estar todo el tiempo irritada o triste y se vuele más cariñosa. La recuperación es una oleada que beneficia a todos los miembros de la familia, ocurren cambios que facilitan otros cambios si se está dispuesto a comprometerse con la misma.