Podemos creer que al crecer en un hogar con adicción, la afectación es únicamente responsabilidad de la persona que consume. Sin embargo más que el consumo es lo que ocasiona el consumo en la dinámica familiar lo que afecta.

Prisa, indecisión y tensión constante; angustia, incertidumbre. Adultos que asumen muchas responsabilidades, o ninguna de ellas, que no expresan y pretenden que no pasa nada, o que explotan de forma repentina con una ola de emociones. Este es el ambiente familiar que realmente afecta, que genera en los miembros una percepción distorsionada del amor y la seguridad.

La recuperación pretende restaurar esa afectación para contribuir a un bienestar en el presente, no sólo para la persona que consume, sino para quienes convivieron o conviven con la enfermedad de la adicción.