Imagina que has pasado largo tiempo sosteniendo con mucha fuerza una cuerda que soporta algo de gran peso. Tu mano y brazo se han cansado, la cuerda ha lastimado la piel de tu mano, y aunque sabes que te hace daño, no quieres soltar la cuerda.

No es sino hasta que aceptas que no puedes más que decides soltarla, podría parecer que te diste por vencido pero la mayoría de las veces es todo lo contrario. Soltar es dejar de luchar con algo o alguien que te hace daño, para cuidarte a ti mismo. Lo mismo ocurre tanto en la adicción como en la codependencia, el primer paso hacia actitudes sanas es soltar y aceptar que no podemos, pero que sí podemos relacionarnos de manera diferente.