Esta es la historia común de un joven que se siente entusiasmado por los planes de fin de semana que le esperan. Su consumo de alcohol se ha incrementado desde la primera vez que lo probó. Lo que ignora es que su binge drinking (consumo excesivo) fue absorbido por las paredes del estómago, ha perdido reflejos, tiene desinhibición, sensación de control y experimenta euforia; su tolerancia hacia el alcohol lo ha hecho suponer que regresar a su casa manejando es buena idea.

Existen pruebas suficientes para imaginar que no llegará a casa sano y salvo, incluso si lo lograra, su comportamiento lo orillaría cada vez más a experimentar un accidente automovilístico. ¿Por qué a él no le podría pasar?