Cuando decimos que la adicción es una enfermedad crónica, nos referimos a que ésta permanece en la persona; es decir, no existe una cura como tal. Puede que un paciente en recuperación pase largo tiempo sin consumir, pero esto no significa que pueda volver a beber o drogarse sin que se desencadene nuevamente la enfermedad.

Podría compararse en este aspecto con la diabetes, como una enfermedad crónica que requiere de cuidados continuos para que la persona se mantenga sana física y emocionalmente.